lunes, 14 de septiembre de 2015

Discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford 2005


Gracias.
Tengo el honor de estar hoy aquí con vosotros en vuestro comienzo en una de las mejores universidades del mundo. La verdad sea dicha, yo nunca me gradué.

A decir verdad, esto es lo más cerca que jamás he estado de una graduación universitaria.
Hoy os quiero contar tres historias de mi vida. Nada especial. Sólo tres historias.

La primera historia versa sobre “conectar los puntos”.

Dejé la Universidad de Reed tras los seis primeros meses, pero después seguí vagando por allí otros 18 meses, más o menos, antes de dejarlo del todo. Entonces, ¿por qué lo dejé?
Comenzó antes de que yo naciera.
Mi madre biológica era una estudiante joven y soltera, y decidió darme en adopción. Ella tenía muy claro que quienes me adoptaran tendrían que ser titulados universitarios, de modo que todo se preparó para que fuese adoptado al nacer por un abogado y su mujer.
Solo que cuando yo nací decidieron en el último momento que lo que de verdad querían era una niña.
Así que mis padres, que estaban en lista de espera, recibieron una llamada a medianoche preguntando:

“Tenemos un niño no esperado; ¿lo queréis?”
“Por supuesto”, dijeron ellos.

Mi madre biológica se enteró de que mi madre no tenía titulación universitaria, y que mi padre ni siquiera había terminado el bachillerato, así que se negó a firmar los documentos de adopción. Sólo cedió, meses más tarde, cuando mis padres prometieron que algún día yo iría a la universidad.
Y 17 años más tarde fui a la universidad. Pero de forma descuidada elegí una universidad que era casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis padres, de clase trabajadora, los estaba gastando en mi matrícula.
Después de seis meses, no le veía propósito alguno. No tenía idea de qué quería hacer con mi vida, y menos aún de cómo la universidad me iba a ayudar a averiguarlo.
Y me estaba gastando todos los ahorros que mis padres habían conseguido a lo largo de su vida. Así que decidí dejarlo, y confiar en que las cosas saldrían bien.
En su momento me dio miedo, pero en retrospectiva fue una de las mejores decisiones que nunca haya tomado.
En el momento en que lo dejé, ya no fui más a las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a meterme en las que parecían interesantes. No era idílico. No tenía dormitorio, así que dormía en el suelo de las habitaciones de mis amigos, devolvía botellas de Coca Cola por los 5 céntimos del envase para conseguir dinero para comer, y caminaba más de 10 Km los domingos por la noche para comer bien una vez por semana en el templo de los Hare Krishna.
Me encantaba.
Y muchas cosas con las que me fui topando al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante.
Os daré un ejemplo.
En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizá fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, todos los póster, todas las etiquetas de todos los cajones, estaban bellamente caligrafiadas a mano.
Como ya no estaba matriculado y no tenía clases obligatorias, decidí atender al curso de caligrafía para aprender cómo se hacía.
Aprendí cosas sobre el serif y tipografías sans serif, sobre los espacios variables entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía.
Era sutilmente bello, histórica y artísticamente, de una forma que la ciencia no puede capturar, y lo encontré fascinante. Nada de esto tenía ni la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer ordenador Macintosh, todo eso volvió a mí.
Y diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer ordenador con tipografías bellas. Si nunca me hubiera dejado caer por aquél curso concreto en la universidad, el Mac jamás habría tenido múltiples tipografías, ni caracteres con espaciado proporcional. Y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es probable que ningún ordenador personal los tuviera ahora. Si nunca hubiera decidido dejarlo, no habría entrado en esa clase de caligrafía y los ordenadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen.
Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy, muy claro al mirar atrás diez años más tarde.
Lo diré otra vez: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea.
Esta forma de actuar nunca me ha dejado tirado, y ha marcado la diferencia en mi vida.

Mi segunda historia es sobre el amor y la pérdida.

Tuve suerte — supe pronto en mi vida qué era lo que más deseaba hacer. Woz y yo creamos Apple en la cochera de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos mucho, y en diez años Apple creció de ser sólo nosotros dos a ser una compañía valorada en 2 mil millones de dólares y 4.000 empleados.
Hacía justo un año que habíamos lanzado nuestra mejor creación — el Macintosh — un año antes, y hacía poco que había cumplido los 30.
Y me despidieron.
¿Cómo te pueden echar de la empresa que tú has creado?
Bueno, mientras Apple crecía contratamos a alguien que yo creía muy capacitado para llevar la compañía junto a mí, y durante el primer año, más o menos, las cosas fueron bien. Pero luego nuestra perspectiva del futuro comenzó a ser distinta y finalmente nos apartamos completamente. Cuando eso pasó, nuestra Junta Directiva se puso de su parte.
Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria.
Lo que había sido el centro de toda mi vida adulta se había ido y fue devastador.
Realmente no supe qué hacer durante algunos meses. Sentía que había dado de lado a la anterior generación de emprendedores, que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban. Me reuní con David Packard [de HP] y Bob Noyce [Intel], e intenté disculparme por haberlo fastidiado tanto. Fue un fracaso muy notorio, e incluso pensé en huir del valle [Silicon Valley].
Pero algo comenzó a abrirse paso en mí — aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo.
No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado.
Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida. Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convertiría después en mi esposa.
Pixar llegó a crear el primer largometraje animado por ordenador, Toy Story, y es ahora el estudio de animación más exitoso del mundo. En un notable giro de los acontecimientos, Apple compró NeXT, yo regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT es el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia.
Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para vuestros amantes.
El trabajo va a llenar gran parte de vuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideréis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hagáis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando.
No os conforméis.
Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabréis cuando lo hayáis encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejoran y mejoran según pasan los años. Así que seguid buscando hasta que lo encontréis.
No os conforméis.

Mi tercera historia es sobre la muerte.

Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.
Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida.
Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante.
Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón.
Hace casi un año me diagnosticaron cáncer.
Me hicieron un chequeo a las 7:30 de la mañana, y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Ni siquiera sabía qué era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable y que mi esperanza de vida sería de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, forma médica de decir: prepárate a morir.
Significa intentar decirle a tus hijos en unos pocos meses lo que ibas a decirles en diez años. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.
Viví todo un día con ese diagnóstico.
Luego, a última hora de la tarde, me hicieron una biopsia, metiéndome un endoscopio por la garganta, a través del estómago y el duodeno, pincharon el páncreas con una aguja para obtener algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vio las células al microscopio el médico comenzó a llorar porque resultó ser una forma muy rara de cáncer pancreático que se puede curar con cirugía.
Me operaron, y ahora estoy bien. Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, y espero que sea lo más cerca que esté de ella durante algunas décadas más. Habiendo vivido esto, ahora os puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil, pero puramente intelectual:
Nadie quiere morir.
Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida. Es el agente de cambio de la Vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo.
Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, os iréis convirtiendo en lo viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bastante cierto. Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro.
No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros.
No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior.
Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición.
De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser.
Todo lo demás es secundario.
Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog [Catálogo de toda la Tierra], una de las biblias de mi generación. La creó un tipo llamado Stewart Brand no lejos de aquí, en Menlo Park y la trajo a la vida con su toque poético. Eran los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que se hacía con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina, 35 años de que llegara Google, era idealista, y rebosaba de herramientas claras y grandes conceptos. Stewart y su equipo sacaron varios números del The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número.
Fue a mediados de los 70, y yo tenía vuestra edad.
En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera por el campo a primera hora de la mañana, la clase de carretera en la que podrías encontrarte haciendo autoestop si sois aventureros. Bajo ella estaban las palabras:

“Sigue hambriento. Sigue alocado”.

Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado.
Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso a vosotros.
Seguid hambrientos. Seguid alocados.
Muchísimas gracias a todos.


Steve Jobs. CEO y Cofundador de Apple y Pixar.

viernes, 18 de abril de 2014

"Simpatía Por Las Maracas" : La Historia de un Llanero en el Rock & Roll

Esta es una historia verídica. Apareció en El Nacional hace unos 15 años. Espero no omitir muchos detalles.

Todo comienza en los llanos venezolanos en 1966. Era una época de agitación a nivel mundial, pero la vida en el Apure rural permanecía básicamente igual. Lo resaltante de ese año fué una marcada escasez de trabajo que había venido creciendo desde el año anterior. El desempleo se sintió mucho en el pueblo de Cunaviche, hogar de Jaime Martínez, un peón amante del joropo y poseedor de una maestría innata para tocar las maracas.

A mitad de año Jaime fué despedido de la hacienda en donde trabajaba regularmente. Sin poder encontrar empleo en Cunaviche, Jaime aceptó el ofrecimiento de un primo para trabajar como obrero en Puerto La Cruz, cargando y descargando mercancía de los barcos que llegaban a la marina. El objeto más preciado que llevó consigo al partir fueron sus maracas.

Jaime tenía 23 años en ese entonces, y siempre había sido una persona de espíritu aventurero. Nada lo ataba, ya que sus padres habían muerto años antes y no tenía hermanos o novia. Fué así que llegó a tomar una desición que lo cambiaría todo.

Después de trabajar algunos meses en el puerto a cambio de un sueldo mísero, un buen día Jaime se fué como polizón en un barco que iba a Europa. Llevaba algo de comida, tres mudas de ropa y sus maracas. A mitad de viaje fué descubierto, pero la tripulación lo ayudó y le dió algo de comida que él pagaba con trabajo.

Un par de semanas después Jaime desembarcó en un Londres invernal, sin saber más de dos palabras en inglés. Pasó días de hambre y frío, arrepentido de su intempestiva desición, pero de algún modo sobrevivió. Dormía en parques, barría callejones de restaurantes a cambio de algunas sobras y a veces tocaba las maracas por unas monedas.
Una noche, en medio de una nevada que lo forzó a salir de la calle en busca de refugio, Jaime logró entrar en un viejo teatro y se ocultó en un polvoriento ático lleno de muebles viejos, atriles e instrumentos rotos. Convirtió ese sitio en su hogar, pensándolo abandonado. Por dos semanas nadie entró al recinto. Ocurrió que una noche Jaime se despertó por un escándalo, un sonido de estática, una batería y voces que discutían a gritos. Una música empezó a sonar, algo que Jaime nunca había escuchado y que no podía poner siquiera en palabras. Sentía la vibración en el piso, las paredes y después en su pecho y su cabeza. Era Rock & Roll. Eran los "Rolling Stones" ensayando el material que eventualmente se transformaría en el álbum Beggar´s Banquet. La canción que sonaba era "Simpathy For The Devil".

Jaime estaba un poco alucinado. No podía entender lo que oía, pero la música era demasiado rítmica, era una vaina casi primitiva. Le provocaba bailar, aplaudir al ritmo de la canción. En un acto reflejo, buscó las maracas y comenzó a tocar acompañando la canción. La acústica del teatro llevaba el sonido de las maracas hasta el escenario. Un Mick Jagger enfurecido paró una y otra vez el ensayo hasta que todos se dieron cuenta de que el sonido extraño venía del ático.

Dos asistentes subieron y se encontraron con un asustado Jaime, lo convencieron de bajar hasta el escenario con las maracas. Keith Richards y Bill Wyman sabían algo de español, así que Jaime pudo hacerse entender un poco. Obviamente el hombre era un indigente en situación ilegal y sin manera alguna de regresar a su país.

El más impresionado del clan era Jagger. Estaba fascinado con las maracas y le pidió a Jaime que las tocaras una y otra vez. Así fué que este hombre llanero entró en la historia del Rock. Jagger y Richards sentían que a Simpathy for the devil le faltaba algo y que habían encontrado en las maracas la pieza faltante.

La banda le dió a Jaime techo, comida y ropa. Después fué llevado al estudio de grabación, y las maracas que oímos en la introducción de Simpathy son tocadas por él. En los créditos del álbum se le dió una versión inglesa de su nombre : James Martins.
Un mes después de esa noche en el teatro, Jaime Martínez estaba camino a Venezuela, a su pueblo, Cunaviche. Los Stones arreglaron los detalles de su vuelta y le dieron una buena cantidad de dinero, suficiente como para que Jaime pudiera buscar una casa propia y montar su negocio.

Las maracas se convirtieron en uno de los instrumentos preferidos de Jagger, quien aprendió a tocarlas de Jaime.

Ahora, la próxima vez que escuchen Simpathy for the devil pueden recordar con orgullo que esas maracas que suenan las toca un venezolano... un llanero.

martes, 11 de febrero de 2014

Steve Vai: How To Be Sucessful / Como Ser Exitoso.


En el siguiente vídeo Steve Vai nos habla sobre como llegar a ser exitoso, no solo en el mundo de la música, si no tambien en la meta que nos coloquemos o que queramos realizar. Este vídeo fue grabado el año pasado en el Guitar Center Session,  en donde en musico comparte con unos cuantos fans, toca algunos temas y los aconseja, algo muy parecido a una clínica de guitarra, o al "Evo Experience" que hizo Vai cuando vino el año pasado a nuestro país.

Sin duda alguna, un tremendo vídeo, te recomiendo que los veas completo y te concentres en el. El vídeo ya viene subtitulado, así que podrás entender todo lo que dice Steve.

¿Que pasa con el cerebro de los musicos al improvisar?

La improvisación musical no es para cualquiera, pero da lugar a sorprendentes momentos de brillantez y si existe algo parecido a hacer magia, es improvisar… ¿o no?.

¿Alguna vez te preguntaste qué es lo que está sucediendo durante la improvisación? Por ejemplo, ¿qué pasa en el cerebro de esos increíbles artistas mientras improvisan en un concierto de Jazz? Bueno, parece que fuimos muchos los que nos preguntamos estas cosas, entre éstos, el Dr. Charles Limb, quien realizó una detallada investigación científica al respecto. Veamos algunos de los resultados…

El estudio de Limb: el cerebro y la improvisación musical.

No hay mejor manera de encarar esta publicación que escuchando una buena improvisación a la par, ¿no? Deléitate con este vídeo durante tu lectura, con dos de los mejores músicos en términos de improvisación…


Ahora sí estamos listos. Si eres de los que se quedan atónitos ante aquellos músicos que, improvisando una canción, parecieran sacar todas esas notas de sus instrumentos tan bien distribuidas y prácticamente de la nada, seguramente te has preguntado cómo lo hacen y qué estará pasando en sus cerebros. Pues como te mencionaba, el Dr. Charles Limb, de la Johns Hopkins University de EE.UU., se formuló los mismos cuestionamientos y para resolverlo, se tomó el trabajo de desarrollar un intenso estudio de 10 años de duración, observando la actividad cerebral de músicos de distintos estilos (desde el jazz al hip-hop) al improvisar.

Junto al científico e investigador Allen Braun, del NIHLimb puso a pruebas de resonancia magnética a numerosos músicos durante la improvisación. Con las imágenes resultantes, los científicos observaron que durante la sesión de jam o improvisación, la actividad cerebral presentaba peculiares cambios, especialmente en las regiones superiores del cerebro y en los centros de inhibición del mismo. Éstos últimos muestran bajas significativas en sus actividades.

Según los científicos, estos estudios permitieron descubrir que la región de la corteza prefrontal dorsolateral del cerebro, una gran región de la parte frontal del mismo, mostró desacelerar sus actividades durante la improvisación. Esta parte del cerebro está fuertemente relacionada con las acciones planificadas y las de autocensura, siendo las mismas que te ayudan a controlarte en numerosas situaciones de la vida, por ejemplo en la elección de las palabras que vas a utilizar en una entrevista de trabajo.

Al bajar la actividad en esta parte del cerebro, sientes menos inhibición. De cierto modo, no estaríamos tan errados si consideramos que la improvisación significa para el músico algo muy parecido a la libertad.
La conexión entre los sueños y la improvisación.

Otro detalle no menor es que, sorprendentemente, las mismas partes del cerebro que las resonancias magnéticas registraron como las más activas durante la improvisación, eran muy, pero muy similares a las que se activan mientras uno está soñando. Además de mostrar que las áreas de percepción sensorial del cerebro y las áreas vinculadas a la expresión se activaban con gran intensidad durante la improvisación, las resonancias revelaron que el cerebro de un músico improvisando presenta patrones sumamente similares a los que presenta en estado REM, planteando la posibilidad de establecer justificadas conexiones entre los sueños y la improvisación musical.

El lenguaje de la música.

Por otra parte, los investigadores también registraron una mayor actividad en la corteza prefrontal medial del cerebro, que se encuentra en el centro del lóbulo frontal. Curiosamente, esta zona del cerebro siempre se ha relacionado con las actividades que refieren a la personalidad, la subjetividad y la consciencia del ser como individuo. Esta parte del cerebro se activa generalmente cuando estamos transmitiendo nuestra individualidad, como por ejemplo cuando estamos contando una historia muy personal o una anécdota acerca de nosotros. Es la parte del cerebro que trabaja cuando se trata de la autoexpresión.

Cualquier amante del jazz sabrá perfectamente que cada improvisación es única y corresponde a una persona. Es decir que una improvisación sólo suena como cada individuo puede sonar y precisamente ésto es lo que nos deja el estudio del señor Limb. Por todo esto, es muy acertado comparar la música con algo especial que simplemente hemos desarrollado de algún modo, como esa cosa tan peculiar que es, por ejemplo, el lenguaje humano. La música es un tipo de lenguaje.

Realmente de lo más interesante, ¿no lo crees? ¿Qué opinas sobre las investigaciones de Limb y Braun?.

James Hetfield At Guitar Center


La gente de Guitar Center tuvo la oportunidad de conversar con el Frotman de la reconocida banda de Thrash Metal Metallica, James Hetfiel, en la cual compartió historias acerca de como se convirtió en musico, llego a la fama, e incluso toco un poco su nueva guitarra ESP.  El video esta en ingles, pero se sabes un poco, le podras entender todo lo que dice.